sábado, septiembre 22, 2007

EL CIELO...










MARION: Algún día tiene que ir en serio. He
estado muy sola, pero nunca he vivido sola.
Cuando estaba con alguien, solía estar
contenta, pero al mismo tiempo todo me
parecía casual. Estas personas eran mis
padres, pero podrían haber sido otras.
¿Por qué mi hermano era el de los ojos
marrones y no el de los ojos verdes del
andén de enfrente? La hija del taxista
era mi amiga, pero igual podría haber
rodeado con el brazo el cuello de un
caballo. Estaba con un hombre, estaba
enamorada y lo mismo podría haberle
dejado plantado y haber seguido al
extraño que nos cruzábamos en la calle.
Mírame o no me mires. Dame la mano o
no me la des. No, no me des la mano y
aparta tu mirada de mí. Creo que esta
noche hay luna nueva; ninguna noche
más serena, ninguna sangre correrá en
toda la ciudad.






Nunca he jugado con nadie y sin embargo
nunca he abierto los ojos y pensado: Ahora
va en serio. Ahora al fin irá en serio. Así
han ido pasando mis años. ¿Sólo yo era tan
poco seria? ¿Eran tan poco serios los tiempos?
Nunca fui solitaria, ni cuando estaba sola, ni
con otros. Pero me hubiera gustado al fin ser
solitaria. Soledad quiere decir: al fin estoy

entera. Ahora puedo decirlo, porque al fin
esta noche soy solitaria. Hay que acabar con
el azar. Luna nueva de la decisión. No sé si
hay un destino, pero hay una decisión.
Decídete. Ahora nosotros somos el tiempo.
No sólo la ciudad entera, el mundo entero
toma parte ahora mismo de nuestra decisión.
Ahora los dos somos más que solo dos.
Nosotros encarnamos algo. Estamos

sentados en la plaza está llena de gente
que anhela lo mismo que nosotros.
Nosotros decidimos el juego por todos.
Estoy lista. Ahora es tu turno. Tienes el

juego en tus manos. ahora o nunca. Me
necesitas. Y me necesitarás. No hay
historia mayor que la nuestra, la de un
hombre y una mujer. Será una historia de
gigantes, invisibles, transmisibles, una
historia de nuevos ancestros. Mira mis

ojos, son la imagen de la necesidad, del
futuro de todos en la plaza. Anoche soñé
con un desconocido, con mi hombre.Sólo
con él podía ser solitaria, abrirme a él,

toda abierta, toda para él; acogiéndole
entero como un todo dentro de mi,
rodeándole con el laberinto de la dicha
común.Lo sé, eres tú.



El cielo sobre Berlín