martes, julio 31, 2007

UN DIA Y OTRO DIA









LA MUERTE EN VENECIA


...Un día y otro día, el dios de ardientes
mejillas recorría con su cuadriga
generadora del cálido estío los
espacios del cielo, y su dorada

cabellera flotaba en el viento
huracanado que venía del Este.

Por los confines del mar indolente
flotaba una blanquecina, sedosa
niebla. La arena ardía. Bajo el azul

encendido del éter se extendían,
frente a las casetas, unas amplias
zonas, y en la mancha de sombra
secretamente dibujada que ofrecían,
parábanse las horas de la mañana.

Las noches eran deliciosas; las
plantas del parque esparcían su
perfume penetrante, mientras en la
altura seguían su carrera los astros,
y el murmullo del mar, envuelto en
tinieblas, hablaba íntimamente al

alma...


LA MUERTE EN VENECIA

Thomas Mann





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